lunes, 24 de mayo de 2010

me importa un pito ajeno la papeleta

El problema de alejarse y desaparecer por cierto tiempo, es que todo aquello de lo que te alejaste y desapareciste por cierto tiempo, sigue su curso. Las personas cambian, se consiguen novios y se casan, se vuelven fieles, se pierden esos puntos comunes y cualquier posible interés en ellos, si es que alguna vez los hubo. Si, los hubo.

El verdadero problema es regresar, todo lo breve que eso sea y esperar, de alguna manera que las cosas sigan como cuando te fuiste, te alejaste, desapareciste.

Después caminas unos cuantos kilómetros por calles tan conocidas y notas, incluso en ellas, que no se han alejado y mucho menos desaparecido, esos cambios, sutiles algunos, tan notorios otros, subes por ese puente que a fuerza de pensar en lo que pensabas la primera vez que lo subiste, no te gusta y te llenas de esa melancolía que se acerca tanto a la tristeza, tratas de alejarte, sientes el bajón tan cerca y no lo quieres, no lo quiero, ya no, nunca lo he querido, hoy menos.

Todo pareció tan rápido, tan lleno de esa prisa que no entiendes, que hace que los hoy se acaben y los mañanas lleguen y se vallan, de la misma manera, sin alcanzar a hacer nada, todo el día de nada. Había dicho que dejaba de hacer planes. He dejado de hacerlos, pero es inevitable pensar en cierto orden cronológico y la manera en como te gustaría que las cosas pasaran, las cosas que te gustaría que pasaran. No pasan.

Siempre digo que ahora si tengo el tiempo suficiente para llegar al autobús sin prisas. De alguna manera el tiempo se va y las prisas se vienen. Llego corriendo y veo el autobús en el andén, lo alcancé. No lo alcancé, sigue aquí, pero ya se entregó la papeleta, las reglas, los inspectores, la chingada y ya no puedo subir. Cambian mi boleto para el próximo en el que hay lugar, me queda hora y media de espera, pienso en regresar a mi casa, luego pienso que si regreso se me va a hacer tarde de nuevo. Así que me quedo. Enojado. Me importa un pito ajeno la papeleta, las reglas, los inspectores, la chingada. El autobús seguía allí y ya no pude subir. Me revienta el hígado. Camino y trato de calmarme, no es verdad, camino solo por caminar, un fin de semana lleno de esta extraña frustración que no acabo de comprender, viene y se regodea con el autobús que alcanzo y que me deja.

Todo sucede por algo, me repito, quizá le pase algo al autobús que se fue y yo estoy aquí a salvo, quizá suba al que sigue, en hora y media y se siente junto a mi el amor de mi vida, estuve a punto de perderla yéndome hora y media antes. Quizá la bifurcación que me arrebate de hoy y me lleve al mañana con todo eso que quiero sin saber qué es y que espero sin la mínima esperanza me alcance de alguna manera en esta sala de espera mientras leo un libro sin entender una palabra, quizá se me ocurra la historia que todo lo cambie sentado en esa banca azul, quizá pasé algo que me haga ver que todo sucede por algo.

La banca azul está lejos de ser esa musa que me dicté historias y los arrebatos siguen tan ausentes como lo han estado siempre. Subo al autobús aún molesto. Ella debe tener unos cuatro o cinco años más que yo, es morena, trae sandalias y ropa cómoda, lo que sea, no lo recuerdo, se sienta justo después de que yo lo hago. Eres el amor de mi vida, le pregunto. Me mira de esa manera, no dice una palabra, se acomoda en su asiento y me ofrece parte de esa espalda que ya no miro. Viaja de la misma manera hasta Celaya. Se baja. No la miro. Allí va el amor de mi vida. Valla vida la mía. Llego y me dirijo en seguida a preguntar sobre el autobús de la hora y media anterior. Llegó bien y sin ningún contratiempo. Creo que veo mucha tele. Vale, en algún tiempo, ví mucha tele. Una de esas cosas extraordinarias que nunca me pasan, no volvió a suceder, solo pierdo camiones y tiempo y dinero y días de esta manera absurda e intrascendente. Vamos a cenar y me atasco unas flautas, pudieron estar más doradas. En fin. Una vez más frente a la ventana abierta resumiendo nada en estos renglones. Me voy a la cama sin una pizca de sueño a abrir un libro recién comprado y deseando de alguna manera, que mañana no sea lunes. Veo el reloj y me doy cuenta. Ya es lunes.

domingo, 9 de mayo de 2010

púdrome

.



pinche día jodido
me desperté a las 11 am pensando que eran como las nueve
todo adolorido
molido
y con la apatía más grande de estos últimos días apáticos
insoportable calor
la cabeza no ayuda
amaneció doliendo
soñé mucho
futbol, derribábamos parte de un muro, andaba con el seco y con unas chavas de ario, llevábamos el pedazo de muro a un cementerio, me tiraba en los pantalones unos chiles en vinagre que llevaba en un vaso desechable y que no tengo ni puta idea de porqué los traía, luego en el cementerio había como unos cuartos de museo, no sé que cosa, el chiste que entreabría una puerta que me decían que no abriera y de donde salía un sueño de mujer buscando a quién le iba a dar su corazoncito y sus carnes, una de las chicas que iba conmigo se me abrazaba asustada, creo que era dulce, la chica sueño se acercaba a nosotros y yo seguro que me hiba a escoger por haber entreabierto la puerta, escogía a dulce que ahora ya no era dulce y yo me quedaba de qué chingados. luego no sé, se acabó ese sueño y hubo otros antes y otros después pero ya no me acuerdo. la cosa es que desperté y me sentía mucho más cansado que cuando me fui a dormir. me sigo sintiendo así
encendí la tele y vi algo, no sé qué
luego vi perder al américa mientras me desayunaba unas palomitas con cerveza
después otra peli babosa de unos weyes presos que juegan futbol americano contra los guardias, la misma mamada de siempre
la vi completa
postergo seguir con eso de nissan
en verdad no tengo ganas de hacerlo
no me sale
no tengo ganas
no me sale como quiero
como debe
y menos tengo ganas
y es importante
buena oportunidad
sigo dejando que se vallan
tengo que escribir una carta
no lo hago
el calor me pudre
el depa es un asco
dos semanas que no hago aseo
podría hacerlo ahora
no lo hago
me duele la cabeza
el calor me pudre
yo me pudro
sigo adolorido
molido
sin ganas
son las 4:14 pm y tal vez debería pensar en comer algo
no quiero salir
de cualquier manera no tengo hambre
debería bañarme
limpiar aquí
trabajar en esos coches
dibujar
cualquier otra cosa
pintar
tengo tiempo justo ahora
y lo tiro
lo pudro
estoy físicamente echo una basura
y no hago nada por remediarlo
aunque sea un poco
si pudiera dormir
dormía
puto calor
puta apatía
me escondo tras de ella
no me ezfuerzo
no quiero hacerlo
tirarme y quedarme allí
la inconsciencia no viene
me evade
me evado
me pudro
estoy harto de esto y de mi
de mi
y de todo
de todo en mi
y no hago nada
solo
me pudro.

martes, 4 de mayo de 2010

diez cortos minutos

.


no entiendo qué es lo que les pasa.

tengo más de una hora esperando

esperando

esperando

la gente entra allí y los escucho

hablar

no sé lo que dicen

solo escucho sus voces hablando

hablando

hablando

me pregunto qué tanto tendrán

que decir

me respondo que no me importa

yo espero aquí una hora

y más

pienso que podría estar en cualquier otro lugar

haciendo exactamente lo mismo

que hago aquí

nada

pero sin esperar

sin embargo

sigo esperando una hora

y más

no entiendo qué es lo que pasa

yo entró allí y después

de diez cortos minutos

salgo

exactamente igual

pero con menos dinero



.