lunes, 1 de septiembre de 2008

fin ultimo

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Un trozo de carbón incandescente, del rojo más puro y con un negro corazón que destella, más grande que este mundo, más grande aún que varios mundos, con la majestad de dioses y la voracidad inclemente de un verdugo inquisidor…

Se acerca, o quizá no lo hace, no necesita hacerlo

Al principio es una acogedora sensación de bienestar, inundando la sangre con su poder, sacando sonrisas y elevando miradas de ojos cerrados, nadie puede verlo, nadie se atreve de verdad a verlo

Engañoso, calido, reconfortante, cruel

Asesino.

La temperatura sube, imperceptible de inicio, arrastrándose entre la comodidad y el bochorno, incitando primero, obligando después, a buscar resguardo, a huir, cautelosas almas de percepciones sutiles son las que se salvan.

Las demás, el resto, se condenan.

El silbido chirriante que empieza a escapar subcutáneamente, la piel enrojece, la sangre acude y desespera por reparar irreparables escamas que de pronto adornan los cuerpos, la carne chisporrotea y forma ampollas que revientan, escurren líquidos ardientes, la sal y la grasa se juntan, el advenedizo olor dulzón de la carne humana que se incinera se apropia del ambiente y satura los sentidos, pronto la peste supera el dolor, los gritos se ahogan, por ahora, ya habrá tiempo después de gritar. La pregunta es si habrá alguien que escuche los gritos…


Elevemos una plegaria y escupamos sobre todo el tiempo perdido…





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Relato pseudobíblico apocalíptico?

Visión profética de un drogadicto?

Volví a comer hongos?

Nop...

es solo mi espalda quemada mientras lavaba al palomo el domingo al sol del mediodia...

PorDiiiiosssss, soy una nena... @_@

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1 comentario:

Fernand Martinolli dijo...

los 10 minutos mas largos de mi vida.. si leo lento pa ver que diablos escribes jojojo

wena dude !