viernes, 8 de mayo de 2009

Interrupciones e Irrupciones VII

.



Había algo que decir aún sobre la situación del país  y lo que pienso de ello, pero estoy tan fastidiado de todo eso  que realmente es algo que ya no voy a tocar

 

 

Unos días en mi casa en Morelia, después de un buen rato de no pasar por allí un tiempo (muy poco si quieres, o mucho si lo vez por otro lado) el caso es que me dí cuenta de repente de todas las limitaciones que ahora hay aquí, lejos.

 

Un refri perennemente vacio en amplio contraste con lo que allá pudiera describir. La cerveza y esa sana costumbre de consumirla con moderación parece que por ahora se acabó. El acostarme una tarde y dormirme sin pensar un momento en que debería de estar haciendo algo económicamente productivo. El no pensar que ya se va a acabar la pasta de dientes y exprimirle lo más posible porque es cara. Vale, cualquier cosa que pase de diez pesos es cara por ahora. La ropa limpia y planchada siempre en su lugar y la comida caliente de la cual nunca puse verdadera atención. La compañía silenciosa de mi gente siempre allí, con sus días y lo que hicieron, con sus silencios y el radio con las noticias del fucho, con su continuo cómo te fue que en ocasiones sigo detestando por bueno que sea. Comodidad en pocas palabras.

 

 

Y no, no se confundan, estoy bien, cómodo y contento con mi situación actual, salvo días que de verdad me pudren, pero que me pudrirían estuviese donde estuviese.

 

No había notado cabalmente lo que extraño al Moncho, con ese humor estúpido tan parecido al mío propio, riéndonos de cosas en las que nadie más encuentra gracia, callándose ambos una tontería en verdad estúpida que ambos sabemos que el otro está pensando de cualquier manera pero esperamos que el otro la diga para decirle idiota y el saber que estamos juntos aunque no crucemos una palabra…

 

Ayer trabaje hasta tarde y hoy me di el lujo de gastar setenta pesos en unas cervezas y pizzerolas, que cabe aquí decirlo, hacen una espléndida combinación con la salsa vacontodo que por fin hace rato me quedó buena… que digo buena, sublime

 

 

Traigo algunas cosas atoradas entre el cuello y el estómago que últimamente no me dejan vivir bien. Tengo que sacarlas de allí de alguna manera. U olvidarlas, acaban siempre pudriéndose, deshaciéndose y desapareciendo. Por más que me digan que algún día todo eso podrido me va a dar un cáncer en el alma de esos feos y jodidos y del puritito diablo. Vale, nadie me lo dice, lo digo yo mismo.

 

 

Sigo sin un motivo.

 

 

 

Necesito un motivo

 

 

 

Hace mucho que no escribía nada aquí

 

 

Se supone que tendría que ser una relación casi casi diaria (y en la medida de lo posible, poética) de lo que día a día estoy viviendo, pero de repente siento que no estoy viviendo lo suficiente –y mucho menos poéticamente- como para escribir algo sobre ello. Aunque al final, creo que de eso se trataba el reto. Reto propio y personal. Reto intrascendente pero importante. Reto que tengo que retomar

 

Y si, había pensado más cosas que pretendían ocupar un espacio aquí hoy, pero justo ahora, no sé cuáles eran…

 

 

Es un jueves faltando quince minutos para que sea viernes al momento que escribo esto, y los siguientes treinta minutos me encontrarán en mi cama leyendo el tambor de hojalata hasta que un sueño bastante inmerecido y casi siempre estéril, venga a acompasarse al ritmo de mi cada vez más espaciada respiración



...

2 comentarios:

Fernand Martinolli dijo...

andale pues wey ya vente a morelia
tssssssssss

Aruma dijo...

ainnn, le manduu hartossss abrazosss!!!!!!!!!!!!!!

ánimo
animo!!!!!!!


bsoss ♥